Los Testigos de Jehová se encuentran en más de 240 países y sobrepasan los 8 millones de miembros
Ver a Samuel y asociarlo con la religión de los testigos de Jehová es una misma cosa. Su pasión por servirle a Dios y Jesucristo lo hace hablar con efusividad del tema. Según desarrolla sus pensamientos, va levantando su tono de voz y las pausas se hacen más cortas. Suda. No suelta su Biblia, pues la utiliza de referencia para cada pregunta relacionada con la iglesia, pues no quiere hablar por sí mismo, prefiere citar al texto inspirado por Dios.
El hombre, de 47 primaveras, se consideraba católico hasta hace 14 años, cuando conoció la creencia que hoy defiende tenazmente. Aseguró que es su congregación de las pocas, si no la única, que cumple con los mandatos de Jehová. “‘Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones (dice la Biblia)’. ¿Quiénes son los únicos que están haciendo eso? ¡Los testigos de Jehová! No hay más nadie”, exclamó convencido, rodeado por su esposa y tres hijas.
En Puerto Rico, no es extraño escuchar chistes o anécdotas ligados a los testigos de Jehová. Son muchos quienes se encierran, haciendo ver que la casa está vacía, cuando se acerca el grupo de religiosos a entregar sus Atalayas. Samuel es consciente de ello, y aseguró que es parte de lo profetizado por Dios. Entiende que, al igual que Jesús, sus correligionarios son perseguidos y discriminados, pero es razón para luchar con más ahínco por diseminar lo que considera correcto. Esta determinación en educar es lo que los hace diferentes, aseguró.
Son muchas las discrepancias entre los testigos de Jehová y otros grupos cristianos. Los primeros, por ejemplo, no creen en el infierno, los cumpleaños ni en el sufragio. Todas estas ideas, a entender de Samuel, van en contra del mandato de Dios.
“El cumpleaños tiene que ver con el espiritismo. Fíjate, lo que es estudiar. Número uno, te mandan a pedir un deseo. ¿Qué es el deseo? Eso tiene que ver con las costumbres que Jesús dijo que aquel pueblo se apartara”, explicó el hombre, quien sí considera pertinente celebrar la muerte de Jesucristo, porque la misma implica la limpieza de los pecados del hombre.
Según Samuel, el infierno es otra falacia inventada por el humano. Detalló que, detrás de las murallas de Jerusalén, había lo que hoy conocemos como un vertedero. En ese lugar, quemaban la basura de la ciudad y a aquellos que no cumplían con las leyes de Israel. A esos, en lugar de darles cristiana sepultura, los mandaban al “infierno” a quemarlos. De ahí surge el mito del fuego eterno, según el residente en San Sebastián.
En lugar de ir a las llamas, los muertos que hicieron mal en vida tendrán mil años, a partir de la segunda venida de Cristo, para demostrar que merecen la vida eterna, advirtió el hombre. “Los que no le sirvieron (a Dios) por desconocimiento, porque le lavaron el cerebro, o porque nacieron parapléjicos y no pudieron servirle a él, o por x o y razón, dice él que les va a dar una oportunidad de mil años, para que demuestren que pueden ser leales a él”. Si volvieran a fallar, sufrirán una segunda muerte, esta vez permanente.
Si se trata del sufragio, los testigos de Jehová alrededor del mundo renuncian a su derecho al voto, pues consideran que todos los hijos de Jesús tienen que estar en común acuerdo y la elección de un representante político implicaría desunión. “Las cosas del César, al César”, expresó Samuel, para añadir que tampoco participan de la milicia.
El negarse a enlistarse en ejércitos puede ser razón para que muchos testigos de Jehová sean encarcelados alrededor del mundo. En ocasiones, las familias se quedan sin varones libres. Solo en una situación como esa, la mujer puede fungir como líder del culto. Para justificar este protocolo, Samuel citó la Biblia: “‘Que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón’. Por lo tanto, como Jesús es la jefatura, el varón, pues, lo representa”, acotó convencido.
Si en una creencia insiste Samuel es en la inexistencia de una trinidad, compuesta por el padre (Dios), el hijo (Cristo) y el Espíritu Santo. El hombre repitió constantemente que Jesús se separa de su padre Jehová, como un ente distinto, a pesar de que ambos trabajan en unión. Es por eso que Samuel considera a Dios como todopoderoso, mas no así a su hijo.
Por otro lado, Samuel elogió la estructura no jerárquica de su religión. “La mayoría de las denominaciones tienen un pastor. Ese no es el sistema de nosotros. El sistema de nosotros es el mismo que usaba Jesús. Todos tenemos un programa de estudios, todos los miembros bautizados tienen la responsabilidad de estudiar el material, repasar los textos, y distintos hermanos tienen participación ese día”, siempre y cuando sean varones.
Otra característica que lo hace sentir orgulloso de su congregación es su nivel de organización, pues, a diferencia de otros grupos, los testigos de Jehová están conectados a nivel mundial en una misma línea de acción. Para ello, cuentan con una página de Internet, en la que se publica qué libros bíblicos y temas se discutirán cada semana del año, de manera que un japonés escuche la misma prédica que escuchó un puertorriqueño durante determinada semana. Todos los testigos del mundo deben seguir esta regla.
Samuel mira hacia el futuro con esperanza de tocar vidas y convencerlas de que su religión provee el camino a la salvación. Sin importar cuántas puertas cierren y cuántas críticas reciban, siente el llamado de cumplir la palabra de Jehová y, por siempre, ser su testigo.
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