La muerte de una madre debe provocar un dolor que yo, simplemente, no puedo imaginar. Y esa pérdida y dolor, junto al proceso de sanación, te cambian la vida para siempre. Ese es el caso de Beatriz, quien perdió a su mamá a consecuencia del cáncer.

Beatriz nos cuenta:

«La muerte de mami cambió mi vida drásticamente. Cuando uno tiene la pérdida de x o y familiar, no se compara, jamás en la vida, con la pérdida de una madre. Es inexplicable. Realmente, es un momento que hay que afrontar día a día. El dolor de la pérdida siempre va a estar ahí.

Eso me ha cambiado, y te doy un ejemplo: Yo era una muchacha que me encantaba mucho recibir regalos, y yo me enojaba si mi esposo no me daba un regalo, porque, para mí, el regalo era lo primordial; el regalo de cumpleaños, el regalo de aniversario, el regalo de enamorados, de las festividades, y eso. Pero, al mami fallecer, me di cuenta de las cosas que realmente eran importantes, como era ella.

Realmente, cambia todo. Más cuando uno tiene hijos, porque mi nene era bien apegado a mami. ¿Y cómo yo tratar de explicarle y transmitirle a él que es un proceso normal que estemos vivos hoy y, posiblemente, mañana partamos a morar con Papa Dios? Eso ha sido una de las partes más retantes, porque todavía me pasa, que él la trae mucho a los recuerdos, ‘que abuelita era así, que abuelita era asao’.

Él solamente tenía cuatro años al momento de mami fallecer. Pero, él la recuerda con tanto amor que, a veces, es difícil sobrellevarlo día a día.

Yo trato de, cuando voy a hablar esos temas con él, estar lo más tranquila (posible). Trato de bloquear mis sentimientos, para que él no vea que uno sufre. Pero, que él también pueda entender que es un proceso normal. Hoy, yo también estoy aquí, y yo no sé mañana. Pero, es un vacío que nadie te lo va a llenar. A veces, te quedas mirando su foto, y uno dice: ‘¿De verdad pasó esto?’.

Uno se pregunta: ‘¿realmente pasó? ¿En qué momento pasó?’. Todo fue muy rápido. Ya van 6 años de que ella falleció. El 2 de febrero, ella (hubiese cumplido) 66 años.

El dolor siempre está. Por más que uno trate de mermarlo, siempre va a estar ahí ese sentimiento de (perder a) alguien tan especial como mi mamá.»