El Palo Mayombe es una religión basada en la comunicación e interacción con los muertos.
El olor de botánicas y el humo de su cigarro arropan el cuarto de consultas que utiliza Luis para recibir a sus clientes. Las decenas de figuras, representantes de santos católicos y orishas (dioses) de la religión que practica, decoran el lugar de manifestaciones espirituales. Luis, practicante del Palo Mayombe, posa sobre su pecho un caracol, pendiendo de un collar, y mantiene cerca cuatro trozos de la cáscara interior del coco, elementos fundamentales para la adivinación y comunicación con los muertos.
Sin un difunto no existe la religión del Palo Mayombe, nacida en la República del Congo, y cuyos dos pilares son la creencia en los poderes naturales y la veneración de los espíritus ancestrales. Por ello, resulta imperativo que un palero (“sacerdote” del Palo) tenga un Nganga dedicado al dios que funge como su padre.
Luis, por ejemplo, es hijo de Siete Rayos, equivalente a la Santa Bárbara del catolicismo, y de Madre Agua, ligada a la Virgen de Regla. En el Nganga, habita el muerto que guía las acciones del palero. Por tanto, se encuentran en el caldero los restos del fenecido y otros ingredientes como tierra, sangre animal y yerbas. Todo depende del orisha al que se dedique.
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